Nos movemos por grandes ideas y pensamientos; sin embargo somos cada vez menos críticos y observadores en un mundo de detalles. Como bien hace referencia la foto del post, los detalles y la letra pequeña son cada vez más importantes.

Debemos ser reflexivos e  inteligentes, pero nuestra reflexión deberá estar basada en un concepto global de aquello que observamos: Prestemos atención no sólo a los mínimos detalles y  evaluemos el mensaje en su totalidad.

Una decisión  basada en un análisis minucioso a los detalles puede y suele ser, una decisión errónea. Del mismo modo, una decisión superflua tomada en base a aquello que podemos captar con una visión entre líneas, no suele ser siempre la mejor decisión. Los publicistas y profesionales del marketing lo analizan y valoran de una manera muy especial. La reflexión de hoy va encaminada a poder ser capaz de actuar de manera objetiva ante impactos recibidos. ¿Somos capaces de discernir entre la realidad existente  y la imaginación percibida de los atributos  de un determinado producto, servicio o persona o por el contrario, nos dejamos llevar por aquello que a primera vista nos llama la atención? Debemos hacer este esfuerzo y sobre todo, evaluar el impacto de la decisión tomada. Todo en su justa medida.