Esclavos de nuestro tiempo

La vorágine en la que nos encontramos nos encierra en una filosofía de pensamiento basada en la “facilidad”.  Nos creemos y creamos argumentos que casi son sólo sostenibles por nuestro propio pensamiento y/o por nuestras costumbres; sien embargo, ¿cuántas veces hemos dicho que no tenemos tiempo para hacer algo  que realmente podríamos haber realizado? En general, nos sentimos cautivos de nuestro propio tiempo y lo que es más triste, asumimos la fase de letargo en nuestros principios por no querer salir de esta situación. El tiempo te da la felicidad y te quita la sensación de agobio o ansiedad permanente. Debemos ser capaces de buscar tiempo para aquello que nos puede orientar, nos puede hacer pensar de otra manera o nos hace simplemente más felices o diferentes. El tiempo es algo finito que debemos ser capaces de disfrutar. Jornadas de trabajo eternas y sostenibles en el tiempo sólo pueden ser llevadas durante periodos temporales certeros, finitos y acotados… No es más útil aquel que más trabaja sino aquel que es feliz haciendo lo que hace y haciendo disfrutar al resto de sus colaboradores. Seguro que con este escenario si fuera sostenible, al final, el trabajo y calidad del mismo será exquisito. Pero aquí no vamos a entrar en este punto, lo dejaremos para próximas reflexiones.
Propongo un pacto con nuestro tiempo, de manera que podamos dejar unas horas al día a disfrutar de aquello que nos gusta, fundamentalmente en compañía de nuestros compañeros, amigos, familiares…y por supuesto a horas coherentes de intercambio de vivencias y experiencias. Las horas de madrugada de disfrute personal no valen de mucho y quizás, nos autoengañan y son horas basadas en la “facilidad”. Tenemos un reto a nuestras espaldas y un reto que sólo depende de nosotros: Seamos dueños de nuestro tiempo y busquemos intervalos que nos carguen las pilas y satisfagan nuestras inquietudes más elementales: cariño, aprendizaje, networking y autorrealización.
¿Podemos ser capaces de incorporar esta metodología en nuestras vidas? Seguro que sí.

Leave a Reply