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Indignado de los "indignados"

Me siento totalmente indignado. El primer paso para estar indignado pasa por reconocerlo y yo la verdad, a estas alturas, lo reconozco plenamente.
El lamentable espectáculo de los llamados “indignados” en el Paseo del Prado de Madrid me produce nauseas. Nauseas por el olor que desprende el campamento improvisado, pero sobre todo, nauseas por la forma en que se está gestionando por parte de aquellos que intentan garantizar la correcta gestión del orden público.
Después de todo esto me pregunto dónde empiezan las libertades de unos para acabar con la forma de vivir de otros. Creo que ahora ya tenemos opción de hacer lo que nos de la gana!!! Todos nosotros podemos montar campamentos utilizando bienes comunitarios y poniendo la ocupación como arma de movilización de principios…
Me da vergüenza, me siento estafado y creo que la justicia no es ecuánime para todos. El principio de bien universal queda supeditado al principio de bien particular. Yo tengo derecho a acampar en la vía pública y me lo permiten. Pero por qué no acampo en la vivienda de algún ministro o presidente de instituciones públicas. La razón es clara: porque si lo hago, me sacan a patadas!!!
No hay derecho!! Podemos estar o no de acuerdo con las reglas que nos han hecho cumplir y el mensaje que queremos trasladar a la sociedad, pero lo que no podemos hacer prevalecer es la protesta basada en el no respeto hacia todos.
Ahora los “indignados” están disfrutando de zonas más sombreadas y tienen más medios acuosos para fatigar el calor y sin embargo, el olor es insoportable. La limpieza, la educación y el respeto son normas básicas de civismo y convivencia. Pero igual que estos principios de urbanidad deben prevalecer, debemos garantizar las protestas ordenadas y autorizadas y si no lo están, debemos poner nuestros medios para que lo estén. Yo no protesto de esa manera. Puedo estar de acuerdo en algunas reivindicaciones de algunos miembros, pero no me desnudo en público aprovechando la coyuntura.
Estamos llegando al todo vale, pero me gustaría conocer hasta cuándo vamos a poder ver este espectáculo dantesco en nuestras ciudades. Hoy hacemos la vista gorda con ciertas reivindicaciones y mañana, quizás también. Esto no es una cuestión de democracia sino de sentido común y civismo.
¿Pero por qué no somos capaces de buscar entre todos un medio de trasladar nuestras protestas? Pronto tendremos el 20N para decidir, pero no tengo claro que seamos capaces de decidir y canalizar las opiniones del “todo vale”.
Para poder conseguir algo hay que saber cómo hacerlo dentro de la legalidad vigente.