Escuchaba un buen post de Julián Villanueva que hablaba del “hombre de los platillos”. Su post me ha obligado a reflexionar y no podía de otra manera que hacerle el tributo respondiendo en mi blog.
¿Quién es el responsable de que estemos despiertos y que podamos ser conscientes de que estamos por la senda correcta en nuestras Organizaciones? Creo que estamos sobre un problema manifiesto y real en nuestro entorno profesional. Lo primero de todo, destacar que desde el mismo momento en que llegamos a nuestras empresas, tenemos una tendencia natural a la monotonía: nos levantamos a la misma hora (habitualmente), solemos salir de casa bajo un marco temporal prefijado, hacemos uso del medio de locomoción cotidiano, llegamos a nuestras empresas y fichamos como lo solemos hacer habitualmente… no hay nada (mejor dicho casi nada) que nos haga pensar de manera natural, en que estamos ante un día completamente diferente. Pero ¿cómo podemos salir de esta rutina?
¿Quién es el responsable de que estemos despiertos y que podamos ser conscientes de que estamos por la senda correcta en nuestras Organizaciones? Creo que estamos sobre un problema manifiesto y real en nuestro entorno profesional. Lo primero de todo, destacar que desde el mismo momento en que llegamos a nuestras empresas, tenemos una tendencia natural a la monotonía: nos levantamos a la misma hora (habitualmente), solemos salir de casa bajo un marco temporal prefijado, hacemos uso del medio de locomoción cotidiano, llegamos a nuestras empresas y fichamos como lo solemos hacer habitualmente… no hay nada (mejor dicho casi nada) que nos haga pensar de manera natural, en que estamos ante un día completamente diferente. Pero ¿cómo podemos salir de esta rutina?
La primera reflexión que me gustaría dejar en la red es la de:
1) “Estar atentos a los símbolos”: por muy monótonas que sean la acciones que previsiblemente realizamos a lo largo del día, siempre hay gestos, símbolos, circunstancias que las hacen diferentes. En la diferencia está el aprendizaje y en él debemos confiar nuestras decisiones. Seamos conscientes de cada diferencia para aprender en cada una de ellas.
2) “Evitar caer en la autocomplacencia”. Sí, nuestro instinto nos lleva en muchas ocasiones a confiar de manera exagerada en nuestros propios actos, en nuestra propia razón, condición o manera de ser. Deberíamos ser capaces de discernir aquellos momentos en que nos basamos en nuestra manera de ser para justificar nuestras acciones y en aquellos otros en los que nos reconfortamos porque no somos capaces de encontrar otra explicación. Es bueno ser autocomplaciente, pero debemos evitar confundir la autocomplacencia con la seguridad y el orgullo de cómo nos consideramos cuando realizamos o tomamos decisiones en nuestro más inmediato entorno.
3) “Siéntete útil para ti y para el resto”. Nosotros mismos somos los más importantes “hombres de los platillos”. No es necesario que alguien nos abra los ojos, debemos ser capaces de poder discernir entre lo que puede ser correcto y alineado con los objetivos y aquello más superfluo. Mantengamos despierta y viva, en cada uno de nosotros, la duda o reflexión de si realmente estamos imitando a los mejores.
¿Os habíais planteado alguna vez el estar atento a cada indicador/símbolo diferencial de las actuaciones por muy rutinarias que sean?